De un tiempo a esta parte parecía una locura cerrar el tráfico de vehículos en el centro de las grandes ciudades, pero no solo ha ocurrido, sino que también se está regularizando en ciertos entornos. Los principales causantes de esta contaminación en áreas urbanas son, como no podía ser de otra forma, los automóviles de combustión, tanto de gasolina como Diesel.
Sus emisiones parten de tres puntos bien diferenciados, cada uno de ellos con su propio ''peso'' en el grado contaminente de las mismas. Cabe remarcar que los valores dados deben tomarse como una media global, y no como una máxima aplicada a todos y cada uno de los coches. Dicho esto, comencemos.
GASES PROCEDENTES DEL DEPÓSITO
Es una fuente bastante obvia si uno se para a pensar en ella, pero muchas veces pasamos por alto el elevado grado de volatilidad del combustible, sobretodo la gasolina, que, en conjunción con las altas temperaturas, favorecen que los vapores de hidrocarburos se liberen por el respiradero del depósito.
En este aspecto, y desde hace un tiempo, se colocan junto a la boca de llenado unos depósitos de carbón activo capaces de derivar y retener estos vapores cuando el coche se encuentra detenido, gracias a la acción de un sensor de presión en el depósito de carburante. Una vez en marcha, éstos se recuperan al hacer circular una corriente de aire fresco a través del carbón activo.
Esta fuente de emisión representa en torno al 20% de los hidrocarburos totales sin quemar que emite un vehículo.
GASES PROCEDENTES DEL CÁRTER
Como es obvio, estas emisiones se componen de vapores de aceite mezclados en mayor o menor medida con subproductos de la combustión filtrados al cárter, que salen por el respiradero del motor y son favorecidos además por las altas temperaturas en la mencionada zona de la mecánica. El tratamiento ante los mismos es hacerlos recircular a la admisión del motor para ser aprovechados en la combustión, un procedimiento bastante sensible, pues puede afectar a la dosificación de la mezcla.
En su caso, estos vapores representan entre el 20 y el 25% de los hidrocarburos sin quemar emitidos por el vehículo.
La principal vía de emisión de los gases contaminantes de un vehículo de combustión. A través de la misma se emiten en torno al 50% restante de los hidrocarburos sin quemar, así como el resto de sustancias nocivas a la atmósfera, fruto de la quema del combustible.
Para contenerlas en la medida de lo posible se instalan catalizadores a tal cometido, que en el caso del monóxido de carbono e hidrocarburos permiten su oxidación y reconversión a dióxido de carbono y agua respectivamente. Desde hace algunos años, también es obligatorio para cualquier vehículo de combustión la instalación de un filtro de partículas para retener las diminutas partículas sólidas que se generan en el sistema. Finalmente, cabe también mencionar los catalizadores de reducción o SCR en el caso de las mecánicas Diesel, a pesar de estar cada vez más desaparecidas, orientados a la contención de las emisiones por óxido de nitrógeno, especialmente nocivas para la salud.
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