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Analizan qué ocurre cuando falla un sistema de frenado de emergencia y qué consecuencias puede tener.
Se llaman sistemas avanzados de asistencia a la conducción ADAS (Advanced Driver Assistance Systems, por sus siglas en inglés) y ya son habituales en los coches nuevos dado que la Unión Europea establece su obligatoriedad como parte del equipamiento.
De hecho, en los coches homologados a partir del 6 de julio de este año son obligatorios la frenada automática de emergencia, el asistente de cambio involuntario de carril, el asistente de velocidad inteligente, somnolencia, la cámara de visión posterior y los avisadores de distracciones y somnolencia.
Además, en todos los vehículos matriculados a partir del 6 de julio de 2022 ya son obligatorios el aviso de cinturones desabrochados en todas las plazas y el sensor de presión de neumáticos.
Su funcionamiento se basa en cámaras y sensores, la mayoría instalados en el parabrisas. Por eso cuando se cambia hay que desmontar las cámaras del cristal roto y montarlas en el nuevo. Una vez instalados, estos sistemas han de ser recalibrados para asegurar que funcionan con la máxima precisión y proporcionan la información correcta ya que en ocasiones los ADAS pueden llegar a tomar el control del coche sin asistencia del conductor.
En este contexto el Grupo Belron –al que pertenece Carglass España- ha realizado pruebas en el Reino Unido con e Instituto de Investigación TRL para valorar los efectos de una mala recalibración.
Para ello se diseñó un protocolo de pruebas similar al Euro NCAP para el sistema AEB de frenada de emergencia autónomo. En ellas, el coche probado se lanzó a 50 km/h contra un obstáculo estático (con forma de coche y de moto), con una superposición del 100%, -50% y +50%; contra un objeto que simulaba ser un peatón, estático y en movimiento (cruzando una calle); y contra otro que simulaba un ciclista cruzando una vía.
Los tests han permitido confirmar el mal funcionamiento del sistema cuando la calibración de la cámara montada en el parabrisas se desviaba de las especificaciones del fabricante. Esto supone una reacción de frenado tardía e incluso en una colisión contra el obstáculo, cuando se testó el margen de error de la calibración más alejada de las especificaciones.
El informe concluyó que una mala recalibración supone un riesgo para la seguridad de los ocupantes del vehículo y otros usuarios de la carretera. Las imágenes de las pruebas son reveladoras: un coche con sus sistemas ADAS mal recalibrados puede provocar una colisión o un atropello, pues el sistema no puede calcular bien las distancias ni el tiempo y potencia de frenado.
La recalibración de los sistemas ADAS ha de ser realizada por profesionales con la formación, experiencia, metodología, instalaciones y tecnología adecuadas.